El software libre no es únicamente una manera de obtener un sistema o programa de manera más barata, eficiente y legal. El software libre debe ser entendido como la manera de proporcionar acceso a la información y a la educación a la gente que, bien por desconocimiento o bien por incapacidad económica, no puede pagar costosas licencias de software privativo.
Bien es sabido que muchos países tienen un retraso considerable en la penetración de internet, informática, telefonía, telemática etc. Este retraso viene producido en muchas ocasiones por tres aspectos fundamentales:
1. La falta de recursos económicos para comprar los equipos físicos. Ordenadores, impresoras, escáneres etc. Sin el aparato no hay software que valga. En los países desarrollados, tenemos tendencia a cambiar de ordenador cada cierto tiempo (periodos que van de entre 2 a 5 años) porque se queda obsoleto. Realmente esa obsolescencia no está producida por el mal funcionamiento o el desgaste del equipo, sino por las altas especificaciones técnicas que demandan los nuevos programas y sistemas operativos. Proporcionar un sistema ligero y compatible en equipos antíguos, nos da la oportunidad de mantener ordenadores de hace más de diez años, funcionando perfectamente y con una vida útil considerablemente más larga. De esta manera, se podrían reciclar equipos que han sido desechados anteriormente o simplemente comprar nuevos sin necesitar el último modelo más potente y caro.
2. La imposibilidad de pagar las costosas licencias del software privativo. Quizá en los países desarrollados, una empresa o institución, tenga capacidad económica para renovar licencias y adquirir nuevos programas y sus correspondientes actualizaciones casi anualmente. Sin embargo, en países en la que la prioridad es conseguir alimentos, educar a los jóvenes y demás problemas sociales, no pueden dedicar tanto dinero para comprar un “derecho de uso”. El software libre, aunque cueste algo de dinero, permite copiar y distribuir sean cuales sean los motivos y no precisa por lo general de una cuota de suscripción y mantenimiento por las nuevas versiones o programas.
3. La dificultad de desarrollar software e innovar en las nuevas tecnologías cuando el código y las licencias de los programas son cerradas. Si en un determinado momento, alguien necesita una versión diferente de un programa o un pequeño ajuste en un sistema operativo, necesita conocer el código fuente del programa para poder modificarlo. Las licencias cerradas del software privativo impide que esta tarea se lleve a cabo, con lo que si quiere alguna modificación del programa deberá pagar a la empresa propietaria por ello, en lugar de hacerlo por sí mismo. Desgraciadamente, esto produce que las empresas pequeñas que necesitan de la informática para su actividad normal, deban estar subyugadas a decisiones empresariales de los suministradores de software, gastando el dinero en permisos en lugar de en innovación y desarrollo, con el consiguiente desperdicio de recursos y empleo. El primer paso hacia el progreso, del tipo que sea, es la libertad.
La educación es vital en los países en vías de desarrollo. Sin una base de la sociedad instruida, los ciudadanos no podrán competir con los de los demás países, por lo que su salida de la pobreza es francamente dificultosa. El software libre puede dar la oportunidad de salir de ese círculo vicioso para ofrecer oportunidades por igual, sin importar la procedencia, el objetivo o el nivel económico del sujeto.
Apoyemos estas oportunidades que nos brinda el software libre. Apoyemos a la igualdad y al progreso.